Queríamos aprovechar que hoy es el Día del Padre para reflexionar sobre un tema que observamos en consulta. Es bien sabido que venimos de una cultura donde ser hombre implicaba no permitirse expresar emociones tales como la tristeza, la culpa, la impotencia, la soledad, sentirse insuficiente… De la misma manera, la figura del padre era la de aquella persona ausente en la crianza, que mostraba su amor desde la regla de “Ser un buen padre es asegurarse de que no le falte de nada a un hijo” y no desde la presencia física ni emocional. Poco a poco esto ha ido cambiando, no obstante, el trato hacia las vivencias de la paternidad por parte de la sociedad sigue siendo emocionalmente invalidante. Sentirse vulnerable es una parte inevitable de la paternidad, sin embargo, a menudo lo silenciamos.

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¿Cuál es entonces el rol del padre en la paternidad?

Ya desde el embarazo, se les hace hincapié a los padres que su rol es el de acompañante, tanto en el embarazo como en el parto. Tienen que estar bien, transmitir calma, ser su mayor apoyo. Se les habla cómo en el postparto su labor también es ayudar mediante los cuidados (cambios de pañales, cocinar, limpiar, etc), sin embargo, son mucho más que eso; su figura es importantísima en el desarrollo del bebé en cuanto a apego y competencia social. No obstante, el mensaje que se les repite es siempre el mismo: tu rol es sostener. No se pueden permitir romperse. Pero, ¿qué pasa cuando también les entren las dudas y los miedos de no saber hacerlo bien, de no ser buen padre? ¿Y si ellos también sienten que necesitan ayuda? A menudo en las revisiones ni se les pregunta cómo están.

¿Por qué se hace difícil hablar del malestar del padre?

Ellos también están navegando este viaje de la paternidad, construyendo su nueva identidad. También tienen esos sentimientos de incompetencia y duda, pero muchas veces tragan su malestar, como si sus emociones no fueran legítimas.

Esto lo vemos sobre todo en el duelo perinatal. Cuando hay una pérdida en el embarazo o parto, el dolor del padre se entierra. Se espera de nuevo que ahora más que nunca sea el sostén de la pareja, la roca. “Sé fuerte”, “Apóyala”, como si no hubiera cabida a su dolor y tuviera que llevar su duelo en silencio. Muchas veces vemos que tragar este dolor hace que no terminen de encontrar su lugar en la familia o pareja, de tener una sensación de “sobro” o incluso “estorbo”.

¿Qué consecuencias tiene no pedir ayuda psicológica?

Reprimir su sufrimiento frecuentemente llevará al padre a expresar el dolor de otra manera, ya sea desde la irritabilidad o rabia (produciendo aún más incomprensión por parte de los demás), o con comportamientos compensatorios, tales como beber o fumar. Muchas veces se aíslan de los demás, ya que fingir estar bien es agotador e insostenible a largo plazo.

Recuerda, no estás solo

Somos conscientes de las dificultades que conllevan la maternidad y la paternidad. Defendemos cuidar la salud mental de todos, también de los padres, en esta etapa tan vulnerable, y hacer desaparecer el estigma que sufren con respecto a pedir ayuda.

Permitirte sentir y experimentar las emociones encontradas te dejará abrazar con fuerza tu nuevo papel de padre o redefinir los papeles de pareja, amigo, hijo desde esta nueva situación. La aceptación psicológica tiene infinitas ventajas, pero de esto hablaremos en los siguientes posts.

Nuestro mensaje es claro: no estás solo, hay muchos papás que se sienten como tú pero no hablan de ello ni se atreven a pedir ayuda. Os vemos, queremos escucharos, estamos aquí para ayudaros. Hoy queremos dar voz a ese sufrimiento invisible.